La enseñanza artística estimula y orienta al aprehendiente en dicho proceso.
El propósito del docente-acompañante es crear condiciones que le den a los alumnos la posibilidad de vivir experiencias que le permitan adquirir nuevas conductas o modificar las existentes. El arte como la vida es un ejercicio cambiante donde se produce un intercambio entre lo interno y lo externo.
Esta danza, éste movimiento, la pregunta por el sentido o sinsentido ubica al sujeto en el laboratorio de la vida, el arte en todas sus expresiones involucra: drama, juego, pasiones, ideas, poesía, erotísmo, encerrando el espíritu esencial de la existencia. El maestro proporciona las condiciones para que las experiencias sean ricas y lleven al alumno a los mejores resultados.
Toda persona que tenga interés de investigar y quiera comprometerse con el tema. Profundizar en el arte a través de la vida misma, utilizando como herramienta las artes plásticas.
Desde 1981 me dedico a la docencia artística, al desarrollo de la actividad creadora desde la transformación de la conciencia, reflexión, análisis estableciendo conexiones. Entender la vida como arte, la ilusión de vivir y el arte como vida. Desarrollar la creatividad es estar atento al refinamiento de los sentidos. La observación, el tacto, la imaginación son actitudes que instalan un nuevo estado de vivir.
En el individuo habita algo que quiere expresar, en el caso del aprehendiente de arte que elige este medio para manifestarlo , una de las herramientas es la observación, el conocimiento de si mismo y del mundo que lo rodea, sumando a esta interacción su capacidad técnica.
El color produce sensaciones físicas de corta duración, vivencias. Cuando el alumno alcanza un alto grado de sensibilidad, comienza a descubrir el valor interior y el sonido interior.
El artista es el medio que permite hacer vibrar el alma humana. El alumno tiene la armonía en si mismo, solo tiene que silenciarse, el reposo y el tiempo necesario permite el encuentro adecuado para comenzar a trabajar. La sustancia de la materia es la que resuena en la psiquis recuperando un recuerdo, un aroma, un sentimiento.
Cuando el objeto de arte obra en el espectador , el sujeto es transformado, es decir, cuando lo sensible de la obra actúa, despierta sensaciones. El objeto de arte no está para ser usado, sino para ser mirado y en la contemplación se manifiesta lo obrado y quien lo obró, lo bello es lo que nos detenemos a ver, aquello que es para nada.
Cuando el ojo se desliza por una paleta desplegada de colores produce dos efectos: Físico y Psicológico.
En el primero el ojo recibe un estímulo placentero que afecta positivamente al observador, hay un goce visual, los colores acarician la retina produciendo un estímulo placentero una impresión que invita a disfrutar el mundo cromático.
La segunda impresión es psicológica, los colores actúan sobre los sentidos, la memoria, estados de ánimo, de esta manera algunos colores pueden perturbar, otros dar alegría, otros predisponen al descanso y meditación.
Los colores pueden asociarse a elementos como el fuego, agua, cielo, día noche, etc. El color puede despertar recuerdos de sabores, sonidos, tacto, ej: Acido como el limón, los verdes suenan a melodía, los azules parecen terciopelos, son manifestaciones subjetivas donde el color en su contexto apela a la memoria del sujeto- obrante y el sujeto- recibiente haciendo presente esa sensación, de aquí que lo que trasmite la obra dependerá siempre de ese componente subjetivo, de eso que afecta.
Muchas veces ocurre y es muy común escuchar de parte del espectador la curiosidad por saber que quiso decir el artista o que le pasa al artista cuando produce la obra, esto es de relativa importancia, es una información que nos permite saber curiosamente algo del artista, lo verdaderamente importante y trascendente es saber que le pasa al espectador en presencia de la obra, como se ve afectado, que lo moviliza y si algo de esa experiencia logra transformarlo. La obra actúa independiente del autor, adquiere autonomía, se desprende del artista y queda sometida a la subjetividad del observador.
En un pasaje de la película "el arca rusa", una mujer frente a una pintura en el museo de San Petersburgo dice: esta obra y yo tenemos un secreto.
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